Resuelto en el proceso, un camino.
Un camino como este, es el resultado de un proceso, pero no uno de esos procesos de flujogramas, programados, planificados y racionales. Tiene, claro, algo de planificación e intención, pero mucho es resultado de lo que surge de sueños, deseos, y esperanzas.
Ello porque la vida con sus cambios, giros, cierres y aperturas, incluye además otras voluntades, aspiraciones, sueños y decisiones; finalmente no da el espacio para programas, salvo quizás esbozos de guión, trazos de un tema general que sirve de guía para caminar día a día.
Lo que surge del momento, lo imprevisto, es lo que define a cada tramo el camino en aquello que finalmente importa para decir, estoy vivo, he vivido y sigo en ello. Un caminar tan propio que cabe expresarlo como se pueda, aquí en versos, para reflejar proceso, camino y paisaje.
Entonces aquí el resultado, el camino recorrido, el paisaje vivenciado. No narrado, más bien lo que el camino insinuaba, lo errado, lo que la intención y el deseo procuraba, lo sentido, lo visto tras las paredes y adivinado detrás de las palabras.